Seguir los pasos puede ser muchas cosas. Puede ser continuar la senda marcada, puede ser marchar cauteloso al acecho, puede ser dejarse ir tras quien nos ha ganado el ánimo o puede ser moverse en la estela de una deslumbrante acción. Por esa vía se nos abre un mundo incierto en el que tan pronto nos decidimos por la obediencia como por la intriga, en el que tan pronto intuimos la presa como el misterio, en el que tan pronto secundamos el ejemplo como la promesa, en el que tan pronto perseguimos el brillo de la antorcha como la sombra del evadido, en el que tan pronto nos fascina la serenidad del punto fijo como el señuelo de una vibrante emoción.
Imagen de Fred Astaire Dance Studio |
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