domingo, 15 de octubre de 2017

Círculo maléfico


Dicen de un contable que siempre será un mal poeta, que los poetas son malos políticos, que cualquier político es un mal actor y que todos los actores son pésimos contables. En realidad, éste un ciclo maligno que se podría ampliar a voluntad con mucha más gente que los contables, los poetas, los políticos y los actores. El mal lo recorre y la mediocridad transita libremente por él. El contable que quiera ser poeta acabará mal; si además quiere ser político será muy malo; si se mete después a actor será de lo peor; y cuando intente volver a la contabilidad se dará cuenta de que es un malísimo contable. En buena lógica todo esto llevaría a concluir que ampliar nuestra dedicación puede resultar nefasto. Pero es que, además, esa medianía tan mala no afecta sólo al contable, vale también para los otros tres y podría hacerse extensiva a todos los oficios para los que encontremos sitio en ese círculo maléfico. Triste moraleja: si todos pretendemos abarcarlo todo, la perversa mediocridad acabará extendiéndose sobre nosotros como una oscura mancha de aceite.

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