miércoles, 13 de septiembre de 2017

La inteligencia nos corregirá


Hay aspectos de nuestra humanidad, hoy por hoy poco gloriosos, como puede ser nuestra indecisión, perplejidad, duda o como quiera que la llamemos, pero también nuestras salidas de tono, nuestro comportamiento anormal, nuestra condición sumisa o nuestro endeble sentido de la responsabilidad, que pueden quedar sensiblemente corregidos, al alza o a la baja, si empezamos a movernos arropados y asistidos por una inteligencia superior. Puede que la inteligencia artificial tenga entre otros este tipo de efectos correctores sobre nuestro modo natural de actuar. Puede que nos haga más directos y diligentes, pero también más previsibles. El margen que se abrirá para nuestras actuaciones quedará centrado en las más útiles y eficaces con absoluto abandono y tácito desprecio de las más impertinentes. Lo que supone que estas correcciones impondrán de una manera más o menos velada una marcada orientación en nuestro pensamiento. Sólo con pensar que la simple fijación del intervalo preferido para las resoluciones se va a basar en el criterio de utilidad, tenemos ya suficiente como para saber en qué sentido nos moveríamos bajo la directa tutela de esa inteligencia asistencial. En materias en que las leyes naturales han venido determinando inequívocamente por dónde va la ventaja puede que no veamos un problema inmediato. Pero son muchos los aspectos que quedan fuera de la legislación física, del dictamen geométrico, demasiados en definitiva en que esa inteligencia autónoma va a tener un papel primordial. Quizá dentro de unos años los restos de nuestra razón original haya que buscarlos donde habita el olvido, pero a cambio seremos más inteligentes, más resolutivos y mucho más eficaces, siempre y cuando seamos capaces de dejarnos gobernar.


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