Hay dos modos prácticamente opuestos de afrontar la escritura y no, no hablo de los relativos a la profesionalidad. A los que me refiero son, por un lado, al modo que reúne a quienes piensan que escribir es un acto prácticamente inútil pero nunca vergonzoso y, por otro, al de quienes piensan que es un acto realmente vergonzoso pero nunca inútil. Como decía, esta distinción poco tiene que ver con el oficio, pero curiosamente los primeros sacan de esa inutilidad buen partido, porque el cínico como escritor al dictado carece de escrúpulos; mientras que los segundos, por su parte, exhibiendo avergonzados sus lastimeras cuitas, confían en sacar de su penitencia como escritores beneficio terapéutico y algún estímulo.
martes, 14 de octubre de 2014
Nunca escribas con escrúpulos
Hay dos modos prácticamente opuestos de afrontar la escritura y no, no hablo de los relativos a la profesionalidad. A los que me refiero son, por un lado, al modo que reúne a quienes piensan que escribir es un acto prácticamente inútil pero nunca vergonzoso y, por otro, al de quienes piensan que es un acto realmente vergonzoso pero nunca inútil. Como decía, esta distinción poco tiene que ver con el oficio, pero curiosamente los primeros sacan de esa inutilidad buen partido, porque el cínico como escritor al dictado carece de escrúpulos; mientras que los segundos, por su parte, exhibiendo avergonzados sus lastimeras cuitas, confían en sacar de su penitencia como escritores beneficio terapéutico y algún estímulo.
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