lunes, 22 de septiembre de 2014

A posteriori


Después de mucho trajinar sin éxito entre las obras del autor en busca de la cita precisa, ha querido la suerte que pasados unos meses, en el ojeo casual en un cuaderno olvidado, surjan luminosas una serie de tres afirmaciones bien engranadas y certeras, justo cuando ya ni parecían necesarias. Como me resisto a despreciar los beneficios de la casualidad y veo en esta aparición el augurio de una interesante vuelta al tema, ahí va este esclarecedor pasaje de Walter Benjamin:

«Huella y aura. La huella es la aparición de una cercanía, por lejos que pueda estar lo que dejó atrás. El aura es la aparición de una lejanía, por cerca que pueda estar lo que la provoca. En la huella nos hacemos con la cosa; en el aura es ella la que se apodera de nosotros». (Libro de los pasajes, M 16 a, 4)

No sé si proponiéndolo me apropio de este pasaje o si simplemente me he dejado atraer por su magnética precisión. Creo que es más bien el aura luminosa desde la que se proyecta —con sus dos definiciones y sus relaciones con el objeto— la que me engaña. Y está también presente la huella indeleble de Benjamin, a quien en profunda sintonía he creído a veces hacer mío. Así que prefiero dejar ahí el pasaje, sin hacer tampoco mucho comentario, que coleccionarlo como una cita más. Hacerlo sería tan inútil como hacerse con una ventana de finísima geometría para adornar nuestra galería, porque su valor depende al final de ante qué la pongas y tengo la certeza de que el paisaje que mejor le cuadra aún está por llegar.


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